miércoles, 28 de octubre de 2009

Si le acercaran un cobertor, un bálsamo… - Carlos Barbarito

Si le acercaran un cobertor, un bálsamo,
un capítulo sin dolencia ni crispación,
un vientre de recobrada pubertad,
una espalda blanca capaz de soñar y despertar
sobre el lado celeste de la piedra,
sobre el lado terreno de la lluvia.
A qué nacer con sal en lo lastimado,
con lenta muerte que el dolor devana;
a qué acudir en días de vinagre,
de gusano perforador del pan,
de cuartos rotos, de horas harapientas
en los que la única rueda que gira
es la que mueve el cobayo,
en los que la única visión
es la de escarcha a la que nada raspa ni conjura.
Lo sé, qué lejos, ahora, su mínimo alimento.
Qué cerca, ahora, su hambre infinita.
Si le procuraran una voz repujada,
una sólida viga en su techo,
un renovado despertar
con vista al amor, el alba, los gorjeos.

Ranas - Ricardo Bernal

1
Seducidas por la luna
las ranas juegan escondidillas
en los laberintos del musgo

Hacen ruidos de lluvia
mascan átomos de hidrógeno
resbalan al otro mundo
y cuando llueve
la lluvia las busca entre los vidrios

2
Dentro del recinto
Aurelio traza pentagramas
en vez de notas, ranas
trenes redondos de ruido
ahuyentes y siniestros como sapos

3
Delius toca su trompeta:
avanza el amanecer
clava sus veinte zancos en zanjas ajenas
destripa sapos, aplasta cabezas insomnes

Estrépito de ranas en el cielo
Ángeles sin alas aquí abajo

4
Tiempo después: (el mediodía)
Aurelio cierra su sarcófago
paréntesis maternal
a prueba de ruidos y alimañas

Tarántulas de aire
moscas de tiempo
aire de ranas

El sol se esponja como un sapo
y las ranas regresan a casa
por senderos de acuarela

A cuatrocientos kilómetros de vos - Daniel Frini

Quizá se llame angustia,
o nudo,
o frío en la garganta,
pena, dolor, opresión,
o nostalgia.
Se me hace que no debe ser ninguna de
estas cosas.
Debe ser memoria
de la piel, de las manos,
de los huesos, de la lengua,
las caricias,
de vientres y pezones,
del deseo,
de esta vida,
de la sangre,
memoria de la sangre,
de cada gota de nuestra sangre.
para que vivas vos,
para vivir yo.
Memoria de tenerte acá
memoria de desearte buenos días
aunque haya cuatrocientos
universos, sueños, tiempos
o kilómetros
y cinco días, tiempos, sueños
o universos
entre vos y yo.
Memoria blanca de jazmín de nuestro patio
memoria rosa de clavel flamante
memoria de la parra
memoria helecho dientes de serrucho
memoria de sonidos que faltan
memoria de comprar el diario
memoria buenas tardes vecino
memoria de abrir la canilla
y regar el naranjo
memoria de Dios santo
hay hormigas en la casa
memoria alcanzame la sal
memoria dónde carajo pusiste
la ropa de trabajo
memoria me falta un botón de la camisa
memoria qué dulce que sos
memoria gris de está lloviendo afuera
memoria del calor de enero
de treinta y dos grados a la sombra
y setenta grados a las sábanas
memoria de espejo mentiroso
tramposa memoria
memoria hija de puta
mala memoria
que aparece ahora
y se olvida de decirme estos dulces recuerdos
mañana
cuando salga de acá,
termine esta condena de distancia
y te tenga otra vez
a mi lado.

de "Poemas de Adriana"

Epitafios 1 - Nanim Rekacz

Vendrás un día
más encorvado y más humilde
ya sin torneadas damiselas
hurgando en tus bolsillos
y pedirás mi mano
mi mano ya gastada
desnuda de caricias
muerta

No
No vendrás nunca
Sos cobarde
Preferirás la nada
y el silencio
Dirás...
ya me ha olvidado,
no me espera...
para justificar apenas
no buscarme.

Y yo
Tal vez haya logrado
no aguardarte
y hundidas las uñas en la tierra
desgarre mis entrañas
para que un árbol crezca
con mi nombre

(Sí, es para vos, que no lo vas a leer nunca)

El soneto de tus vísceras - Baldomero Fernández Moreno

Harto ya de alabar tu piel dorada,
Tus externas y muchas perfecciones,
Canto al jardín azul de tus pulmones
Y a tu tráquea elegante y anillada.

Canto a tu masa intestinal rosada,
Al bazo, al páncreas, a los epiplones,
Al doble filtro gris de tus riñones
Y a tu matriz profunda y renovada.

Canto al tuétano dulce de tus huesos,
A la linfa que embebe tus tejidos
Al acre olor orgánico que exhalas.

Quiero gastar tus vísceras a besos,
Vivir dentro de ti con mis sentidos…
Yo soy un sapo negro con dos alas.

Sorpréndeme en la noche - Carmen Carrillo

Sorpréndeme en la noche,
asciende mis montañas,
derrótame.
Tiéndete sobre mí
como el sol sobre los montes,
incéndiame.
Llena de luz mis rincones oscuros,
purifica mi lengua que maldice,
adiéstrala a tu piel,
encántala como a serpiente.
Enrédate en mis muslos,
refúgiate en mi pecho,
abandónate al río que nace de mi vientre.
Navégame, explórame,
derrámate en mis labios
como agua en el desierto.
Vénceme, invádeme,
tatúame en los dedoslas letras de tu nombre,
emprende la batalla.

domingo, 25 de octubre de 2009

La piel de su voz - Manuel María Torres Rojas

Cuando voz y acento conmueven no es preciso hablar,
bastan la piel y sus silencios.
Cuando acento y voz no estremecen
no existe manera de hablar con quien quisiste y ya no.
Pregúntale a ella, que aún te ama, si prefiere tu piel o tu palabra.
Nosotros dos, de un amigo que ya no es, rehuimos su eco.
No hallo manera de hablar y amar.
Ni de odiar y hablar.
Ni tan siquiera la forma de hablar desde el limbo del desamor,
cuando el amor ha muerto en la palabra.


Tomado de Andalucía-Obama-Amor

Imaginaciones - María del Pilar Jorge

Imaginar sueños
hechos de luces incandescentes,
de días pasados en rutinas precisas,
o que surgen cuando nos
movemos sin prisa.

Imaginar distancias,
ecos y sonidos,
figuras y
gestos repetidos.

Imaginar regresos
de lugares jamás visitados,
ilusiones, esperanzas,
planes nunca realizados.

Imaginar siempre,
modelarlo en palabras,
construir espacios,
y abrir caminos,
relatando destinos.

Imaginar resúmenes
de nuestros pensamientos
expresarlos, traducirlos,
convertirlos en cuentos.

Coplilla II - Jose Rasero

Rebasaría fronteras de recato y bobería
si os dijese, amada mía,
sin tapujos -sí osadía-
el lugar que sin condena
mis manos en todo plenas
de vuestro cuerpo querrían
palpar y tocar sin tregua.
.
Ni en muy altos ni en muy bajos
parajes de vuestro orbe
se halla aquel que con deseo,
frenesí y revoloteo,
quisieran mis manos llenas
posar sus huellas eternas.
.
Más certero se estaría
si en un promedio pensase
pues es en ese paisaje
donde mis manos -ya amenas-
por fin querrían posarse.


Tomado de Elanaveva

jueves, 22 de octubre de 2009

¿Me la aguanto? - Nanim Rekacz

Los cristales se enturbian y la lateralidad
es manifestación de atajos inevitables o no.

Mi yo feliz se espanta con la rana auténticamente horripilante
y se tapa los oídos con una caracola pirateada por internet.

Es todo tan soft-ligth-hiper. Neuronales redes
y este múltiple-choice sin opciones para mí.

Vendeme una caja de colores esta noche.
Viajemos epidermis subcutáneas.
Saturame de vías lácteas hasta que estalle
y no haya terapia que me salve.

Control mental omomom me voy me voy...
Tapper sin tapas, saleros con orificios para asomarme.

Estoy de vuelta pero nunca me he ido,
estoy saliendo pero no sé partir.
Estas rejas crecen ecológicamente solas y ese foso repsoliano
Me convoca seductoramente.

Estoy perdida, hermano.
Soy un deneí un legajo un cuilcuit.
Mastercard, American Express, BostonBank,
plastiquitos o vidrios de biyú para los indiecitos.
Ciudadana del mundo ajeno inalcanzable,
apenas he salido a la vereda y sólo he jugado (perdido) de local.

Geografía mortuoria de mapas a escala
(a escala de mi impotencia asalariada)
Libre tránsito, libre mercado, libre consumo.
Tantos se la creen y lo glorifican.
En la tevé todo está a tu alcance: “¡Llame ya!”

El nuestro es el tiempo más espiritualvirtual.
Lo material convoca... y no se toca.
El hombre acepta lo que ve aunque sea retrucho.
Dale, votá. Esa imagen es lo más.
Votá y después callate hasta la próxima urna. Lo importante es participar.

De qué me sirve saberlo.
La conciecia es dedeté, orgasmo inacabado, desangrado rehén.
Y bué, me la aguanto. Con ginseng o vaselina o drogoevasión.
¿A quién le importa?

legado - Héctor Ranea

me dejaste olor a mandarinas
entre las piernas
a tabaco en las axilas
a nuez en la boca
a manzana
a semilla de manzana en las manos
me dejaste olor a un páramo de hojas muertas
entre las sábanas que quedaron en silencio

Al hueso esfenoides - Baldomero Fernández Moreno

Al hueso esfenoides- Baldomero Fernández Moreno
Esfenoides, huesito misterioso,
Calado, aéreo:
¿Para qué quieres tus cuatro
Alas
Inmóviles en medio del cerebro?
Pajarito, pajarito,
Llevarás mi alma al cielo.

lunes, 19 de octubre de 2009

Principio - Gabriela Gutiérrez

No es la época ni las horas marcadas
Las que dan ritmo a su tiempo.
En un mundo exterior muerto
Ellos dos como único aliento vital,
Su alrededor infinito,
Todos los tiempos intervienen y no hay época que los defina.

Movimientos de mentes rápidas,
Chocan sin saber que están unidas,
Oculto permanece el magnetismo que ronda su entorno,
Inerte en el cerebro,
Deseando fugarse en rayos,
Y por fin vibró el sonido de la fusión de relámpagos.
Estos espíritus infantiles se observan
Y divagan sobre entrañables futuros…
¡qué incansables aguardaban la espera!
Sus cuerpos aún conservan armonía,
Y se acercan en un unir de sensaciones.
Ahora, os quedáis tan sólo en recuerdos
Y felices acontecimientos;
Pedestales de estatuas que aún no han sido modeladas
Y en el deforme espejo de los demás,
Reflejaría vuestro principio puro
Como raíces empedernidas.

Luz fría - Javier López

Siguen los días de no tener más cielo entre las rejas
de no sufrir ya el sol de tu mirada falsa
y tus estrellas huecas
inquieta sensación de paradigmas rotos y perdiciones ciegas
el ímpetu
tu brillo
el brillo de lo irreal y de lo obscuro
que habita en ti y que me hace estremecer de pálpito y de miedo
sintiendo
que me di cuenta tarde de que eres hielo

Tomado de Resueno

viernes, 16 de octubre de 2009

Rito - Javier López

La espiral de tu risa violenta carcajada
hace que palidezca
me pone en pie me alerta
de que algo se aproxima
algo paranormal agónico y absurdo
nocturno descontrol de placeres y ritos
primigenios y arcanos
etílica moral
espíritu insaciable
que no someterás a lógica
ni a leyes de este mundo
quieres morir matando en esta noche
no dejar ni una gota de mí
para cuando amanezca
sólo seré un recuerdo

Tomado de Resueno

Rimas - Rubén Darío

Tenía una cifra
tu blanco pañuelo,
roja cifra de un nombre que no era
el tuyo, mi dueño.
La fina batista
crujía en tus dedos.
— ¡Qué bien luce en la albura la
sangre...!
te dije riendo.
Te pusiste pálida
me tuviste miedo...
¿Qué miraste? ¿Conoces acaso
la risa de Otelo?

ciego - Héctor Ranea

ciego

el color será tu engaño
un palo se disfrazará de árbol
el silencio será la medida de la música
mentida por la angustia del sentido yerto

devuelve los pájaros al aire
el año es mentira

no pasa el tiempo.

de: Ritos y Mutaciones

De soslayo - Gerardo Porcayo

Dijiste que podía mirarte
tras las ventanas del olvido.
En tu habitual manera
con el idioma de tu piel.
Palabras caricia. Confusas, confundidas.
Este erial de sombras y rumores
Esta sádica planicie de semivida
Ya nada queda de tus rasgos baratos
Nada de tus iris acero.
Ayer volví a mirarte bajo el resplandor neón
Confundida en el cardumen de consumo
Mujer inventada
otra vez tu fantasma
habita otras anatomías.

martes, 13 de octubre de 2009

Eso me mata - Daniel Salzano

De todos los mozos
del Sorocabana
el que mejor hacía los licuados
era el primero de la izquierda
un tipo con uñas de guitarrista
que pelaba las bananas
como si estuviera trasplantando un corazón.

Únicamente observando
muy atentamente
podías advertir que ponía la misma cantidad de hielo picado
y azúcar
que todos los demás
pero que tenía una técnica distinta
para pulsar el arranque:
en lugar de llevar el botón
del 0 al 1
y del 1 al 2
lo colocaba de un saque
en un punto que directamente no existía
una especie de 1,781226
que mantenía con la mandíbula tensa
y el brazo flexionado
como si llevara un revólver en la axila.

Todo esto lo veía
con la punta de los pies
apoyados en el estribo de la barra
asomado a la altura del metal
del mostrador.

Con el mismo hielo
y la misma leche
con que los demás sacaban un vaso
él sacaba un vaso y medio
lo acomodaba sobre una servilleta de papel
y te decía
servido caballero
Eso me mataba.

Hay una etapa en la vida de los hombres
en la que uno no sabe
ni qué hacer
ni qué decir
Bueno
en esa etapa
es muy importante
que te digan caballero.

Hay tipos que comprenden todo
aunque su único trabajo
sea licuar bananas
con leche
Hay tipos
en cambio
que nunca comprenden nada.

Muchas veces
al comenzar a escribir una crónica
pienso que puede haber un chico
observándome
con la punta de los pies
apoyados en el estribo del estaño
Siempre y cuando consiga llegar
y mantenerme
en el 1,781226
no hay ninguna diferencia
entre escribir una buena crónica
y preparar un buen licuado.

Ese momento de la profesión
es el que verdaderamente me mata
caballeros.

Soneto - Iván Diez

La encontró en el bulín y en otros brazos.
Sin embargo, canchero y sin cabrearse
le dijo al tiburón: hay que rajarse!
el hombre no es culpable en estos casos!

Y quedando bien solo con la mina,
pidió las alpargatas y ya listo,
murmuró, -cual si nada hubiera visto-:
cebate un par de mates, Catalina!

La mina, jaboneada, le hizo caso...
El tipo, saboreándose un buen faso,
la mateó, chamuyando de pavadas...

Y después, besuqueándole la frente,
con toda educación, amablemente,
le fajó treinta y cuatro puñaladas...!

A J.Vergenal - Marco Valerio Marcial

No hubo en toda la ciudad
Quien de balde a tu mujer
La quisiese pretender
Mientras tuvo libertad.
Pero tu curiosidad
De poner a su reposo
Guardas y hacerte celoso,
Vergenal, ha despertado
Más de mil que la han gozado.
Eres un hombre ingenioso.

Para leer en forma interrogativa - Julio Cortázar

Has visto,
verdaderamente has visto
la nieve, los astros, los pasos afelpados de la brisa...
Has tocado,
de verdad has tocado
el plato, el pan, la cara de esa mujer que tanto amás...
Has vivido
como un golpe en la frente,
el instante, el jadeo, la caída, la fuga...
Has sabido
con cada poro de la piel, sabido
que tus ojos, tus manos, tu sexo, tu blando corazón,
había que tirarlos
había que llorarlos
había que inventarlos otra vez.

miércoles, 7 de octubre de 2009

huele a café - Héctor Ranea

huele a café
en las axilas en el cuello
se le cuela café
como en su cara la risa
sus tetas huelen a café
molido en mi garganta
a café huelen sus labios
cuando canta un beso
a café huelen sus dedos
en los pies
;
cuando camina deja un rastro
que reconoce mi olfato desde siempre
bebo café cada vez que me acerco
a la entrepierna
café como licor que me muele los sesos
que ella exhala con naturalidad
como sus otros jugos

ella llueve café cuando sudamos

se sienta sobre café crudo
cuando me aventuro a su piel.

de: olores (2003)

Tocando fondo - Nanim Rekacz

Me pega en la nuca o en la circunvalación decimotercera del cerebro
Me arranca a mechones las recién estrenadas canas
Me vuela me arrasa me devora
La angusbronca
La deceppena
La frustrachera
Y el tinto vino del vasotres me chorrea en las pestañas
Unas lágrimas sucias
Viento frío de las bardas polvorientas
Acumula en mis arrugagrietas los deshechos
Deshumanizados de la urbe lejana
Soy una cría reparida o repartida o repatriada o...
Extraño el amor y la ternura y los abrazos
Extraño esperar llamadas y llegadas
Extraño los sueños cenicientos y los sapos
Extraño ser mujer
En vasocuatro es noche de viernes y hoy no salgo
Me quedo atrofiada y truncada y me duelo
Rostros manos lenguas se mezclan
Perversamente desde sus ausencias
Fantasmas ellos
Y este pegote oscuro en la lengua y estas ganas
De encontrar un sitio donde serme
Sin tanto melodrama

Cuatro - Daniel Frini

... Y entonces soñé que en esa guerra
de caras pintadas de inocencia,
de botas en el barro como perlas
y noches entre sábanas-trincheras;
camuflado con betunes de ternura,
mi fusil iba cargado de tequieros,
y balas de fogueo que eran besos.
Y no existía el sol,
ni había cielos.

La hipótesis de guerra era
quererte,
y el campo de batalla nuestro cuerpo.
Las armas:
nuestras manos, las caricias.
Y el horror lo ponían tus silencios.

Y soñé que quería conquistarte
(el héroe del día era mi empeño).
Buscando superar tus barricadas
moría a cada intento en el intento,
perdía en cada avance mi universo,
sentía en cada sangre nuestro miedo.

Soñé que imponerte mis banderas,
asaltarte, invadirte,
era posible.
Soñé que era posible que cayeras.
La pólvora en el aire era una hoguera.
Las bombas estallaban en gemidos,
Soñé que se borraban tus fronteras.
Nuestra cama era asolada con napalm.
La guerra te la hacía en pié
de guerra
El amor te lo hacía en pié
de paz.

de "Poemas de Adriana"

lunes, 5 de octubre de 2009

Último poema - Robert Desnos

Tanto soñé contigo,
Caminé tanto, hablé tanto,
Tanto amé tu sombra,
Que ya nada me queda de ti.
Sólo me queda ser la sombra entre las sombras
ser cien veces más sombra que la sombra
ser la sombra que retornará y retornará siempre
en tu vida llena de sol.