lunes, 20 de septiembre de 2010

Siempre amamos a un hijo de puta - Analía Pinto

Siempre amamos a un hijo de puta
a un cerdo que nos lame impúdico el corazón
que nos parte
con sólo mirarnos
que a mansalva nos pervierte
con las puercas dentelladas
de sus manos sutiles

Amamos siempre a un hijo de puta
a un reverendo hijo de mil putas
un bruto repugnante
una bestia salida y desaguada
que se abre de piernas
ante nuestros viles encantos

Amamos el corazón más frío y perverso
el que sólo late cuando nos alejamos
el que nunca se va a enterar
de cuántos cuernos le metemos
sólo por despecho
(y nada más)

Siempre amamos a un hijo de puta
al conchudo más bello
al truhán más peligroso
al estúpido que cree tenernos
en la palma de sus manos
mientras nosotras
—sublimes—
le cortamos los hilos

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