martes, 8 de marzo de 2011

Poemario cíclico - Iris Alejandra Giménez

... Aquella náusea que es el sentimiento que sabe
que el cuerpo tiene el alma...
Fernando Pessoa



I
Y la cabeza me piensa
una cabeza
que piensa a otra
que es mía
y me piensa a mí
--
II
Quién sabe
Si me repito
será que todo es lo mismo
--
III
Conozco este laberinto
Sé que nunca saldré de él
--
IV
Extrañamente pasa la noche
Extraña la noche
La mente extraña
--
V
Aquí estoy yo
venida a piedra
hecha granizo

o simplemente desvanecida
--
VI
Luna
Sola soy piedra opaca
Cristal cubierto
que al menor sol
resplandece
--
VII
Esperaban sólo una viscosa placenta
las contracciones de la soledad
Las partes del cuerpo
acabaron llamándome por mi nombre
--
VIII
No tengo brazos
ni piernas
Tengo un ombligo silencioso
que se retuerce
y me estrangula
Sé de mí
como del vacío
--
IX
No estuve ahí para implorar
Sólo cuando tuve miedo
--
X
Tantas veces y tantas
gotas que van a vaciar un hueco
del alma / intranquila
--
XI
No hagas caso a mis lágrimas
ellas tienen vida propia
Brotan fácil
como niños que encuentran una puerta abierta
Ellas hablan todo el tiempo
tienen esa necesidad
Son como tontas adolescentes
Como viejas seniles jugando a ser niñas
--
XII
Todo cuanto tengo
te lo debo,
cisne innombrable
--
XIII
Un sueño me consterna
y no sé si habrá querido
o soy yo, una vez más
la que habla con Dios
y lo cree una pobre alucinación
--
XIV
Me levanto por la noche
al amparo del insomnio
refiriéndome a mí
como quien espera encontrarse en una brújula
--
XV
En forma de lluvia
andan mis pasos por esta casa
vuelta a construir
tantas veces
en los ojos
--
XVI
Por la mañana
es hora de resucitar
Un poblado de fantasmas
es dueño de la noche
donde todas las decisiones son oscuras
--
XVII
A media mañana
la lucidez
anda
a la deriva

sigue la flecha
respeta
la costumbre, respeta

no sabe lo que antes
instantes antes
siglos

igual, no sabe
--
XVIII
He vuelto a sentir en la cara
el viento absurdo, que devuelve todo
a su despiadada normalidad
--
XIX
No hay silencios
Sólo voces que me esquivan
capaces de atravesarme
sin yo ni apenas gemir
apuñalada por un lento estoque
--
XX
Somos huéspedes terribles del insomnio
--
XXI
Ahí viene otra vez
Yo la conozco
Sé cuando de ella se trata
qué tan cerca está
Sé, que cuando llega me envuelve
y convierte todo mi alrededor
en el propio infierno
Juega conmigo
Amaga al miedo
Y más que nada
me deja sola
--
XXII
Nada me redime
y me hundo
con mi alma de hierro y cemento
--
XXIII
La muerte ronda
Ronda la muerte
Parece mentira que esté aburrida
--
XXIV
Cuántos silencios recorridos
sin poder más que seguir la línea del fuego
y alguna vez
más rápido que mágico
atravesarla con el dedo
para sentir un breve calor
--
XXV
Maldita inseguridad
en épocas de invierno sobre la escarcha
Bendito ese sortilegio que atraviesa las sombras
--
XXVI
A la puerta
sombría
en espera de nadie
¿Quién se atreve a madurar tus frutos
de vid quebradiza?
--
XXVII
No es temor a la muerte
Es que no quisiera recordar la vida
como a la niñez
y extrañarla para siempre
--
XXVIII
Gravita en las sombras
pura crudeza implícita
--
XXIX
Un hedor
inquietante
me secuestra de la sombra
que aunque fresca
sombra

y sin quererlo
me rescata
--
XXX
Por qué no creer en su esquizofrenia
Que no son dios y el diablo
Que es uno (mismo)
capaz de invertirlo todo
--
XXXI
Necesariamente
ilustra la vida
un encanto paralelo
--
XXXII
¿Qué profecía maravillosa acabará por cumplirse
en el fondo de las almas
para que el amor resuene
en los umbrales?
--
XXXIII
En lo profundo un alma
intenta hacia adentro
la bendición perdida
--
XXXIV
Hay un manto a lo invisible
sobre cada objeto que compone mi memoria
--
XXXV
Marcaba la plegaria la piel
tanto susurro en el alma
La madre quería
la hija
santa
--
XXXVI
Que no se diga
que vivo de fantasmas
que muero por lo mismo
--
XXXVII
Los santos de mi piel
empecinados en vivir
en su caja de sorpresas
--
XXXVIII
Gira la brújula desorientada
y las ánimas de las cosas se espantan
como palomas de los niños

Pero siempre vuelven
--
XXXIX
Quiero no perderte
luciérnaga amarilla
silencio alado que me descubre la sombra
--
XL
Dame ojos la noche
en el Edén
que los milagros se suceden
y anteceden
y consiguen en silencio
que la vida sea diferente
--
XLI
Una paloma se vuelve sigilosa
entre mis manos
y yo decreto
que lo imposible sea del viento
--
XLII
No se detengan lazos de luz fuerte
que de apoco empieza a dar marcha
la larva indefensa
--
XLIII
Y vino la razón
el instante de conciencia
y de un cachetazo
nos dejó
intentando saber
--
XLIV
Qué habrá sido de mí
cuando el ángel de los deseos partió
--
XLV
De siembra, cenizas
Esas son palabras
que regresan de arder
--
XLVI
Acaricia
desnuda palma liviana
con los ojos cerrados
Descubre el misterio
del antiquísimo desorden
y vuélvelo a armar
--
XLVII
De futuro veo una planicie
No es por falta de imaginación
Es por falta de futuro
--
XLVIII
Sin embargo no parece

Las plantas adquieren su tamaño
a la velocidad de la luz

son deshojadas
arrancadas

y en medio de un respiro
vueltas al aire
en movimiento permanente

Igual yo

conjugo los verbos
en todos los tiempos
--
XLIX
Comienzan
Cosas
Nuevas
Terminan vuelven a empezar
como alrededor del sol y éste
de otro
sol de enero y diciembre termina
todo es así. Un lugar
en el tiempo
cada vez, es el mismo

Quien no es la misma soy yo
un lugar después
--


Poemario del '94
Con autorización de la autora http://lugarnecesario.blogspot.com/

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