martes, 3 de mayo de 2011

De sombra, sin amores - Flor Marina Yánez

Aún no he podido entender
el luto que guarda mi sombra,
siempre de negro,
siempre silenciosa.

Me conformo con tratar
de aliviar su pena
llevándola al parque cada día.

La sigo,
por el sendero de mangos
que desemboca en el río.

Jugamos al escondite.
Siempre gana, es difícil
distinguir a una sombra entre otras sombras.

La espero, mientras se zambulle en el agua.
La tomo de la mano,
juntos miramos como el sol cae con la tarde.

Entonces,
como en un diario ritual, mi sombra
me agradece el paseo con un abrazo,
me cubre por entero.

Regreso a casa, tomo un vaso de leche,
entro a la habitación,
digo buenas noches
a mi mujer que no levanta la vista
del último bestseller de autoayuda.

Sonrío comprensivo.
En verdad es difícil
distinguir a una sombra entre otras sombras.

No hay comentarios: