viernes, 27 de mayo de 2011

tango empedrado - Héctor Ranea

un tango empedrado
a Nito Fritz
que adivinó este poema en una línea

en la bruma de la milonga triste oímos

voces que surge del mapa del teclado
donde un tango acaricia el polvo ciudadano
que sale del taco de una mina que gasta la osamenta
para dar en su entrevero más que música su cuero

baila desde el antiguo fondo de una nave
que tiene todo bandoneón grabado a fuego
es otra de esas mariposas nadando en pianos desafinados
cuyas maderas crujen de placer al sostenerlas

llueve en el centro en la calle en los silencios
un compás que la mina no se pierde
enlazada en el que la está llevando por el piano
mirándole las manos apenas de reojo

vuelan las manos por las teclas en pena
las manos duelen con el tango
el bandoneón duele con el tango
los taconeos de la mina se clavan en el teclado que duele

ese tango que no le miente a nadie
empedrado en dos y dos en cuatro y cuatro
que esa nueva mariposa nada haciendo que su mar
su aire su líquido y alcohol sea el lustroso

río en el que baila ella con una nota
que el pianista ha perdido en el silencio

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