sábado, 19 de noviembre de 2011

Paroxismo - Fernando Andrés Puga

Arrojado del baldío de tus ojos
tras de mí cayeron otros huesos
Una larga caravana de despojos
resbalando desde el borde de tus besos

Quiso un sacro rozar una costilla
y de pronto el incendio comenzó
Ardieron tus ojos y en la orilla
ese osario de amantes derrapó

Crepitaron los huesos y lloraste
y tus lágrimas ahogaron esas llamas
que en cascada rodaban por tu ser

Entre el humo aguachento te erizaste
y vos que siempre fuiste una gran dama
renaciste convertida en gran mujer

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