lunes, 28 de enero de 2013

Una pistola y yo — Tori Amos


5 a.m.
Viernes por la mañana
Jueves por la noche
Sin dormir
Todavía estoy despierta y conduciendo
No puedo ir a casa
Obviamente
Sólo voy a cambiar de dirección
Porque ellos sabrán pronto dónde vivo
Y quiero vivir
Tengo el tanque lleno y algunas patatas fritas

Era yo y una pistola
Y un hombre sobre mi espalda
Y yo canté "santo, santo", mientras él se desabrochaba sus pantalones
Puedes reírte
Del tipo de cosas graciosas que piensas
En momentos como estos
Como que no he visto Barbados
Por lo que debo salir de ésta

Sí, llevaba un ceñido tanga rojo
¿Significa esto que debía abrir las piernas
Para ti, tus amigos y tu padre, señor Ed?

Era yo y una pistola
Y un hombre sobre mi espalda
Pero no he visto Barbados
Por lo que debo salir de ésta

Y sé lo que esto significa
Jesús y yo, salíamos
unos pocos años atrás
y él dijo
"Es su elección, nena. Sólo recuerda:
No creo que estés de vuelta en 3 días
Así que elige bien"
Dime que estaré bien
¿Es mi derecho estar sobre mi estómago
de Fred de Sevilla?

Era yo y una pistola
Y un hombre sobre mi espalda
Pero no he visto Barbados
Por lo que debo salir de ésta

¿Y conoces Carolina
donde las galletas son blandas y dulces?
Estas cosas pasan por tu cabeza
Cuando hay un hombre sobre tu espalda
Y eres empujada sobre tu estómago
No es un Cadillac clásico

Era yo y una pistola
Y un hombre sobre mi espalda
Pero no he visto Barbados
Por lo que debo salir de ésta

No he visto Barbados
Por lo que debo salir de ésta...


*En 1985, Tori Amos,  después de tocar una noche en un bar, dejó subir a un cliente regular del establecimiento a su coche para llevarlo a casa. Este extraño fue quien minutos más tarde la amenazó de muerte si no satisfacía sus necesidades sexuales. Aquella dura experiencia la describiría más tarde en su canción Me and a Gun, donde narra su propia violación sexual que ocurrió cuando tenía 21 años.

Al ser viejo - Odeen Rocha


A mi padre


Al ser viejo
Quiero hablar con mi padre
Vernos a los dos, barbados, grises
Con largas melenas que se eleven
Que insulten a la gravedad
Que se muevan al viento


Al ser viejo
Hablaré de cuando viajaba
Escribiendo poemas en el metrobús
Con mi padre en la mente
Mi sonrisa en su boca
Y la melena al aire.

El ácido interior — Cristian Cano


Sueño tu palabra. Todos tus pliegues vierten esa sola y única palabra: Silencio. Encuentro tu tono. Tiemblo en las armonías, y lloro. Sí, amor. Llorar solo. Mañana será peor, te escuché decir mientras soltabas la cortina. Luego, otra mudez que engarza los corazones callados. Quimérica expresión y de día, te dejo ir. Me dejo ir. Acompaño mudos descensos, un caminar de doloroso ripio. Pequeños pies. Pelito de gorrión. Saltitos de un amor que se va.

sábado, 26 de enero de 2013

Sin flor - Mario Cesar Lamique

La flor
que arrancaste
de jardín
concurrido/prolijo y aceptado

ha sido arrebatada .

La flor con rostro
con nombre con un grito en cada pétalo
con estambres y
pistilos
con pasado sin
recordar

se desangró hoy
a eso de las tres, en mano extraña.

Querer - María del Pilar Jorge

Quiero cerrar la puerta,

detrás de los recuerdos oscuros,

Quiero descubrir, una vez más,

la delicia

de la tibia

caricia del sol,

Quiero sentir el lícito roce

del viento,

Quiero beber breves gotas

de la tenue

llovizna y

percibir el olor

de los jazmines.

Quiero olvidar el dolor,

Y ser.

Simplemente ser.

Sin rima - Esteban Moscarda

La rima es una mentira
Aunque parezca una dulce lira,
Nos va limando el alma,
Nos va quemando la calma.

Locus - Pastor Aguiar



Debe haber un instante,
un lugar sin espacio demolido
por hecho alguno para verme a solas,
y quién sabe si sea muchedumbre
que esperaba su turno en las tinieblas
de lo imposible.

La muerte todavía virgen, muda,
silencio mineral donde me absurde
hasta la cifra innúmera, y entonces
los ojos, la palabra, los espejos
apenas el jamás.

El peso de las cosas un gatillo
que puede ser el nombre aún callado…
Debe haber un instante a la redonda,
entrada sin salida.
El autor: Pastor Aguiar

jueves, 24 de enero de 2013

El vidrio de la mirada - Héctor Ranea


¿qué mar qué tempestad te trajo
esta mañana memoria impúdica
a mi espejo?

jorge luis borges - Jaime Arturo Martinez Salgado


…siendo el otro soy el mismo?
la paradoja propone
que mi sueño superpone
la imagen de otro organismo
que se proyecta en sí mismo
como un arduo laberinto
…entonces, qué del sucinto
aforismo de aquel griego
que auto aplicó para un ciego
otro ciego muy distinto?

Pobres lágrimas pobres - Marcos Zocaro


Cuando en la villa
la lluvia amaina,
comienza 
la lluvia humana.


lunes, 14 de enero de 2013

Las mujeres están todas locas - Odeen Rocha


Las mujeres están todas locas; algunas, las menos, están locas y bien buenas, pero finalmente locas...

Más allá del machismo,
sin tocarle un pelo al feminismo
rondando la loquera buena onda
rasgando las definiciones chuecas
las mujeres, como siempre, justo enfrente
locas, locas y bien locas
dementes
chifladas
lurias
deschabetadas hasta la médula.

Aún miran hacia el frente
siempre lo hacen
nunca dudan
sin embargo muchas veces
muchas de ellas
viven engañando a sus espejos
pidiendo mundos que no existen
y personas que no viven.

Todas locas, todas una
algunas, pocas, bien buenonas
para, después de unas lunas
terminarán todas lurias.

Después de todo y a pesar de nada
desde este lado del cielo
con un chasco de locura
yo las veo y las admiro.
Como siempre, como un gusto.

Si un camino ellas buscan
el seguirlo es su regalo
el luchar
el sentir
el llorar
el gritar
el querer
o el amar. El matar.

Esas que al buscar camino
al voltear para elegir
saben primero quién es
la que en el espejo miran
no la cosa que imaginan, sino
la luz que ahí vive, que camina, siente
y sufre. Y vibra.
Ni metáfora, ni fantasía ni ilusión
más que la Mujer que escapa y se mueve
con su imaginación.
La que es ella, ninguna otra. Se conoce y se re inventa.
De esas mujeres soy fan. Y nada más.

Locas.



Del autor: Odeen Rocha

Karma sin queso – Esteban Moscarda & Odeen Rocha


Un día me hablaste del Karma
Y del Prajna y de Dharma
Pero yo estaba volando
Con alas de elefante rosa,
Demoliendo hoteles,
Cincelando algunas nubes
De humo blanco.
Un día me hablaste de Nirvana
Pero yo pensé
Que me decías Cobain.
Me pusiste en el oído
Unos gritos de loquera
Como gente que no quiere
Que lo llamen en la calle
Querías llevarme al cielo
A la música de dioses
Con guitarras turbulentas
Con golpazos en tambores
Tú cara toda blanca y bien hundida
Como queso bien fundido
En la pizza del Amor.
Lleva el Karma
Muy muy lejos
No lo quiero
Rompe ahora esas amarras
Y vamos a celebrar
Con un rock muy muy pesado
Y nuestras matas
Menear
Menear
Menear.


De los autores:  Esteban Moscarda, Odeen Rocha

Suite para silencio y sueños mal soñados (un experimento surrealista IV) – Esteban Moscarda


Tasas la tara de Taras Bulba.
Yul Brynner y Janacek enredados
En orquestas de señoritas con amplios pechos
Y almas de jabón.
En bañeros locos en bañaderas de sexo,
Obeliscos bien prontos
A embadurnar el cielo con su plomo.
Interno.
Timbales corriendo sobre cuerdas de boxeo.
Ahora sí,
Ahora sí podemos pelear y destruir a nuestros dioses.
Escondidos tras los pañuelos
De la mentira.
Canciones de cuna, de gatos encerrados en paradojas,
El sueño como un estado eterno,
En calles de alcohol, en fiestas no soñadas.
Fugas.
Bach y todo el barroco
Como una catarata de colores que van
Por la Avenida 9 de Julio.
Luces detrás de los puentes hierro
Zombis esqueletos momias
Saliendo de un blanco negro clásico
Derritiéndose todo el terror de ahora,
De fuegos de artificio en una Navidad puta.
Calor, demostración de metrónomo.
Metros en paro, subterráneos en flautas
La orquesta arrasa, caballos de guitarras eléctricas
Destronando los ukeleles mágicos.
Pizzicato y contrabajos y percusión india
¿qué?
Sí, el tranvía.
Sí, el aura en trombones de un cielo tuba.
Mañana este poema
Será silencios, será el silencio.
Dulce silencio cementerio de orquestas.


Del autor: Esteban Moscarda

domingo, 13 de enero de 2013

Apropiación del pan y el vino - Conrado Yasenza


A Roque Dalton.
         
Es en esta sucesión de asuntos
donde cada día me parezco más
al que soy
al que seré y al que fui.
Pido entonces
dejen ya de reclamar
mi bitácora desea ausentarse por algún tiempo
y por algún mundo desprevenido;
hecho está el bautismo
mientras el ocio no sufre ni ahorca
ni busca justificativos para la palabra
¿y si no fuera tan sincera la lealtad?
ya sabemos del poeta y la bala amiga
del cañón del cual partió la muerte
apoderándose de su vereda
de su vino su pan y su sopa
¡que lástima!
siempre la desconfianza mata al hombre
le arrebata la caricia del trabajo
hasta desgarrarle la alegría
la mirada los buenos comentarios
el goce los encuentros sin certezas
los malos comentarios
lejos de la mejor época
cerca de la peor vocación
y el estreñimiento de inventarios
que huelen a dromedarios en apuros.


Acerca del Autor: Conrado Yasenza

Rimbaud - Maruja Vieira


Aquella noche
de mil ochocientos
noventa y uno
en el hospital
de Marsella
Rimbaud
se dio cuenta
de que llevaba
quince años muerto.
Era un cuerpo
sin sombra
que vagaba
por Abisinia
y por Somalia,
huyendo siempre
de sí mismo
perseguido
por las palabras.
Creyó posible
matar a Dios,
cambiar la vida
sólo con el arma
de la poesía.
Y después
de recrearla
y destruirla
ella le dio
la eternidad
que él
no quería.

De: Los nombres de la ausencia (2006)
Sobre la autora: Maruja Vieira

Tres poemas - Alejandra Leticia Taylor


1
Un rayo partió tu cara,
             tu sueño,
                tu vida.
Rayo de hielo.


2
 Libera tus poemas al cielo que nos une,
                        al viento,
                          a mi celo dormido.
Libera tus poemas con ojos de ébano.
Como brotes de vida en tu penumbra.

3
Como juncos que esperan en el pantano
son los hombres mediocres.


La Autora: Alejandra Leticia Taylor

lunes, 7 de enero de 2013

La otra vida del amor — Cristian Cano

Sí, las cosas, amor. Nuestras cosas. Las risas cangrejas que pelean y pierden, para retornar y enfrentarse. Los mechones ébano, las insinuaciones tontas, de piba, y tu recuerdo, ese que degrada las células y adelanta el reloj. Doblegando la realidad, te peno. Con los últimos abrazos te encallo para robarte, y te vuelvo a recuperar, otra vez, con ansias de vivir.

Velo negro - Fernando Andrés Puga

No amanece

En su ronca caverna sin salida

se empecina la noche
y planea dar muerte a la estrella
que descubre rubores
en este mar de sombras

No amanece

No se pinta de aromas la mañana
No hay mañana
No se abren tus ojos otra vez

Gaviota - Ana Caliyuri

En la ilusión
la mar
transparenta
mis alas.

Lluvia – Esteban Moscarda

Lluvia,
luego el río
de tus ojos persas
de gato persa.

El sol se ha olvidado
su saco brillante
sobre la cama de la luna.
Allá en oriente
donde los perfumes
fuman habanos,
comen corderos de plata,
beben el vino de la aurora.
Lluvia,
luego el pozo que cava
mi alma derrotada.