martes, 26 de febrero de 2013

Ars poética - Carlos Barbarito


Pero, puesto el punto final,
o los puntos suspensivos,
la espalda por fin contra el respaldo,
lo hecho adquiere figura de animal
con una pata más corta,
un ojo un tanto o muy torcido,
que encuentra con dificultad de donde beber
y, con todavía más dificultad, alimento;
en el fondo, escondido, un error
que no salva la ortografía,
un hueco donde debiera ser llano,
un llano donde debiera haber un hueco.
Si es jardín, acechante, la maleza.
Si es maleza, refugiado en ella, el desasosiego.
Al mar, clama el poema.
Pero el mar queda lejos.
A muchas jornadas, a pie descalzo,
por una ruta de ripio.


Y este oficio no da para zapatos.

El Autor: Carlos Barbarito





lunes, 25 de febrero de 2013

Superestrella – Odeen Rocha

Dualidad divina: un dios y una diosa. 
Nadie que haya estado con ellos está vivo ahora
Solo yo

que no estoy ni vivo ni muerto.
Soy Yo. 
El verbo. 
El principio. 
Lo único que ha visto a la dualidad
ser y crecer
crear y cohabitar
Lloyd Webber un día me encontró
cuando hacía mis frecuentes viajes 
de juegos y mujeres.
Me enseñó a cantar.
Conocí el rock.
Aprendí a ser yo con melena.
Melena larga, al viento
Nunca más un mártir
Nunca más sacrificios
No más clavos, ni espinas, ni maderos
Ninguna cruz ni pecado a mi espalda
Fui una estrella
Un galán
Irrepetible
Incomparable
Jesucristo Superestrella.

Cero al as - Ana Caliyuri

En los remolinos
de las ideas
nadie entra
en ausencia del dueño.

Poema para el final – Esteban Moscarda

Se acaba mundo, se acaba
Pero yo seguir voy a seguir
como recuerdo de estrellas.
Recordado por estrellas,

Permanentes,
¿o vos te crees que las turras se van a acabar así como así?
El hidrógeno es eterno, señores.
Sepanlon.

Sin título - Fernando Andrés Puga

Brilla en la piedra
el único testigo
de que hubo un mundo.

sábado, 23 de febrero de 2013

Un rayo partió tu cara - Alejandra Leticia Taylor

Un rayo partió tu cara,
                   tu sueño,
                      tu vida.
Rayo de hielo.




Libera tus poemas
   al cielo que nos une,
     al viento,
       a mi celo dormido.
Libera tus poemas con ojos de ébano.
Como brotes de vida en tu penumbra.





Como juncos que esperan en el pantano
        son los hombres mediocres. 

Sobre la Autora: Alejandra Leticia Taylor

Fino amor - Alejandra Leticia Taylor


Sombras largas,
ramas livianas de sueños.

Fino amor.

Sol de medio arco y opacas olas. Colores ausentes.
Hojas de rocío que no crujen.
Cuerpo que camina entre juncos y curvas del olvido.
Troncos secos y un lejano saxo.

Fino amor.
Todo quieto.
Tarde, y nadie más que yo.

Escaleras sin tus pasos y cenizas en el cielo.

Sobre la Autora: Alejandra Leticia Taylor
De su reciente libro: "Llega mi sombra"

Ilusión - Alejandra Leticia Taylor



Con la puerta entreabierta
y un poco de luz te encuentro.
Y mi cántaro encendido se prepara
a las escamas del tiempo.

Fuego que abraza lo femenino en mí.
Cerca, muy cerca,
la realidad que sorprende.




Sobre la Autora: Alejandra Leticia Taylor
De su reciente libro: "Llega mi sombra"

Prosa poética y poemas - Alejandra Leticia Taylor


1
Llega la música de los astros. Llegan las voces. Lame la vida como ola y se va con el viento.
Alguien canta y busca el perdón de las aguas, la inocencia, lo frágil, lo dulce, lo invisible en lo ínfimo.
Llega la noche y se disuelve en la espuma.
Llega todo en curvas de recuerdos y en caracolas se desintegra.


2
Vas quemando el aire
como fuego de vela
que mueve mi aliento...

3

En el cielo
hacen el amor los halcones.
Despliegan sus alas a lo nuevo.
Y contemplan,
desde las más altas ramas,
dando la espalda al sol.

Sobre la Autora: Alejandra Leticia Taylor

Cuarzo - Juan Disante

.
El cuarzo no se fractura
en su enhiesto cuerpo fluye el equilibrio
que dona a nuestro sentir
la dureza del ónix me envuelve
el blanco como la gubia
que lo hiere
es granito como noble
es libre como de la tierra
es collar que envuelve tu cuello americano
que urge mi afán de Maya
que turba tu pasión lítica.
Se acumulan
se incrustan sus épocas
como capas
unas sobre otras
la memoria de cada era
se abrazan a sus trasparencias
distintas
universales.
El sol potencia su amatista energía
su lactancia meditante
sus estímulos que alejan del mal
cristal del desbloqueo
vibraciones del presentir topácico
prana universal
que apoya en mi chacra
(dos dedos debajo del corazón)
un instante diario
kristallos del aura
que proyecta en tu sien izquierda
(junto a tus trenzas)
el soplo de lo fecundo.
Ya sé que puede guardar secretos
hialina su luminiscencia astral
magma del hielo duro
pendular de sus culpas.
Lo he descubierto
serán de cuarzo diáfano los tiempos futuros
serán de un instante donde se reúnan todos los tiempos
y tu yo y mi tú tornarán fosilizados
eternos sílices.

El autor:  Juan Disante - 22/12/12


www.verbosa-mudez.blogspot.com

www.losescribas2008.blogspot.com


Hacela corta – Juan Disante


¿Con qué se emparda ese costado de Buenos Aires por donde se va la letra?
¿Qué quisiera decir aún Borges desde ese métrico heptasílabo tan rioplatense, tan catastro?
¿Cuáles son las palabras con las que nos gusta potrerear como purretes traviesos que somos?
Lo sabido es dejar madurar la yapa en este suburbio de la melopea sudamericana,
fichar que lo esencial está fuera del cacumen de la academia,
tal vez en un adjetivo deshabitado
que está en ablande,
en un aguantadero bagayero.
Ese adjetivo único que intenta reunir el alma oculta de la cosa,
ese adjetivo que acompaña a los bandoneones bajando del suburbio,
ese adjetivo que destituye lo malmandado de lo “profundo”,
que trata de encontrar la punta del chicote,
que intenta gambetear el orden cronológico lineal,
a los ponchazos.
Los mitos del siglo XX se desploman a biandazos,
no conservan su declamada potencia,
están en el franeleo.
Las ilusiones frustradas,
la curda,
la desdicha,
la frula,
el raye místico,
el piante,
el fingimiento.
El hinchapelotas tiempo pasado nos persigue,
Arlt, Discépolo y Girondo que la embocaban
se apuraron en dejarnos
mientras nuestra escuela era la velocidad y la desconfianza.
Pero en algún café de Buenos Aires el escritor inventa su nueva forma,
la obra es su mejor gesto,
tamangueamos el empedrado
y la palabra actúa como una zancadilla,
porque aún tenemos la categoría del bolazo,
seguimos embalados con la macana
para desprender la rasca de un golpe.
La construcción,
que lo sepan, la construcción.
Que no se hagan los giles,
carpeteen que estamos habituados al chamuyo mañero
en esta ciudad a la que se le piantan las letras
como metejones,
donde el candombe de la escritura es más importante que el de las pasiones fayutas,
donde pechamos cirujeando deschaves,
donde la mishiadura nos da letra a rolete.

El Autor: Juan Disante
Con autorización del autor

Primavera - Juan Disante


tú dices que te dice tierra
tú dices que te dice brotes
tan primavera
en los soles
a media noche
de mi invernada vuelvo
a destejer el sépalo del cáliz
y tu habla
vi llegar desde el fondo
el sentir de tanto aromo
tan duermevela
ventoso y hondo
aun adormilada
mi erección asustada
de la aurora abierta
tu habla
mis tics
reoír mis cuándos corporales
en tu fondo
hay un temblor de alondra que besa
donde hay otra tú
deletrearte tus gramáticas
tan girasoles
desnudarte a la alborada
y reescuchar tus dondes
tan cambiantes
tan rizoma


Sobre la pintura de Julio Romero de Torres, "La primavera". España. 1925
Autor (en duermevela): Juan Disante

Hay que suponer - Juan Disante


Supongamos que usted una mañana se despierte,
se siente en el borde de la cama,
se mire el cuerpo,
se estire como un gato
y apretándose el riñón con su índice
diga bueeéh...!
Supongamos que una mañana usted se despierte...
poeta.
Supongamos.
Que deposite una gota de esternón
sublingual,
confine el regreso de un deseo
y frente al ingreso ventanal del sol
se hamaque.
Que levante las cuatro sotas que dejó tiradas anoche,
le recorte los tacones
y al periódico del día lo salpique
con matecocido y porfía.
Que le den ganas de dibujar bocas y zapatillas,
dejar escapar todos los adjetivos por las mirillas,
perseguir en paños menores a la metáfora menor
por toda la casa.
Supongamos que de repente se le aparezca la letra jota
¡minúscula!
y aquella vieja historia de la música
secrete.
Que los sedimentos sedimenten,
los nutrientes refrigeren,
los amores platonicen,
los perdedores ironicen.
Digamos... que a usted no le interese más otra cosa
que la semilla,
el desentono,
quebrar el semen.
Querrá fatigar el suburbio
si devino poesía,
resoplar su potrillo,
destemplar.
Vamos a suponer que sale a la calle en puntas de pié,
que salude cortesmente a una señora con sombrero.
"Buon giorno"
y en vez de una flor le obsequie un soliloquio.
Por un momento, supongamos
que al doblar la esquina del buzón
vienen a su encuentro Alejandra Pizarnik del brazo de
Julio Cortázar,
lo besen como a un viejo cómplice
y se vayan los tres abrazados hasta la última mesa
de un bodegón malhablado
a describir, muertos de risa,
el rechinar de los pecados
que pasan
en fila india... uno a uno...
sin desmudarse.
Piénselo.
Una mañana desatinada usted debería suponer.
El Autor: Juan Disante

Con autorización del autor
Del blog:  http://www.juandisante.blogspot.com/

martes, 5 de febrero de 2013

lugar y camino - Héctor Ranea

me despierto en el camino sin sombras polvo amarillo mata negra
lo sigo pues bajando llego al acantilado gris y más allá al mar
después del mar eso
: la nada me desperté en la nada

Fracaso - Fernando Andrés Puga

Finalmente el rayo no cayó
No quemó el árbol
No voló por los aires el nido del gorrión

Los huevos no se rompieron
No lloró el ave

Finalmente no triunfó el apocalíptico fuego
Aún vivimos

Nada más que un poema - María Gimena Barboza Dri

Desandar hasta mi historia no lo sé,
tuvo pies un tiempo no hubo ojo que no la perdiera de vista,
parecieron un par de kil
ómetros en auto,
a pie es otra historia,
la historia es otra que en aquel entonces.

Un texto detallaba como se cortó, la palma
y los dedos con los restos de los vidrios de un auto atropellado en la ruta,
abandonado, quizás no fueron los vidrios
los que sacaron sangre en los pies de la historia,
el hecho fue que el abandono la cegó.

Con una historia ciega no se puede.
Desde antes me parece que no se puede.
No se pudo. No se podía.
No se podría ni en condicional.
Más vale que la historia me dejó.

Si saliera a buscarla de seguro me sangrarían también a mí los pies.
Sirve el consejo de hacer reposo si las defensas bajan puedo morir.
Puedo morir con la desilusión.
Con la certeza de que mi historia está lejos.
Perdida. Ciega.

Los ciegos no le gustan a nadie.

Haré reposo.

Haremos reposo y estaremos bien.

Intranquilos con la incertidumbre.

Pero bien.

No diría vivos.

Viva...

Hace tiempo que veo mis manos pálidas y que no sé lo que eso significa.

Tumbos de borracho - ‎Daniel Raúl Alcoba

Con frecuencia la dicha saludable
es solo falta de ser.
El corpore sano recibe de la luna
barrocas ilusiones de caballo, y el galope o el trote son hipótesis
de existencia; atributos de la vida lunar.
La muerte separada de la lengua
va por la sangre a tumbos de borracho.

Despertar en primavera - Octavio Gómez Milián

Mi madre me escribe desde Berlín,
espera el metro en la Alexander Platz,
me cuenta que no ha visto
los ángeles de los que le hablaba en mis cartas,
la recuerdo, cálida y hermosísima,
en la puerta del colegio, cada día,
a las seis de la tarde.

Ana, Und wir sind dann Helden,
me despierto cada día, en otra vida,
y en otra ciudad,
el amanecer de la resaca me impone
la ausencia de tu espalda perfecta
y el ritmo del café malgasta la mañana.

Contemplo los restos del muro,
a través de la ventana del hostal,
sé que acumulan caballería
en las puertas de la ciudad,
no dejarán que nadie salga.

Hace ya tanto tiempo que no se nos permite
la entrada en las tabernas,

que hemos olvidado el idioma
y sólo paseamos como nómadas
cansados de ceremonias y bailes,
alrededor de estatuas derruidas,
escribiendo las canciones que nos salven
de la última tormenta.