sábado, 9 de marzo de 2013

Diciembre 1999 - Conrado Yasenza



Solsticio circular y mágico,
mi sangre se posó entre tus estrías de jabón blanco
y lavó las camisas y las uñas sobre la tierra,
dio calor a los fondos sin moderación alguna,
dejó caer un ángel a sus ciento treinta años de edad
justo cuando la luna hinchaba su pulpa
y cortejaba camelias florecidas por la noche,
¡que lindo revuelo armaste!
La luna enorme y cumpliendo años,
el sol convertido en prestidigitador
con ascendente en capricornio,
las gentes sumergidas en la excitación
de un malentendido sospechoso,
el ángel estrellado y joven aun
quejándose por esa luna parturienta,
por su caída prematura,
por su silencio de recién venido.
¡Qué gran lío solsticio sin astrólogo!
Ahora las uñas reclaman manicura a toda hora,
las camisas se revelan si no les dan su dosis de almidón,
la templanza saca a relucir su título nobiliario
y se nombra cardenal in pectore,
los hombres son apenas una pluma de ganzo,
y el ángel estrellado se desentiende del vino
porque exige su regalo de cumpleaños:
una regadera de champaña.

El Autor: ConradoYasenza