Hola, ¿qué hay? Estás muy buena. Quiero matarte. No cuelgues.
Cuando usted dice matarte: ¿lo dice en serio o solo se refiere a tomar su alma, devorarla despacito y luego condenarse a un infierno espinoso?
Hacerla trocitos. Poco a poquito, rajada a rajada. Ver los ojos mientras echan el último vistazo hacia dentro. Ya luego, ir con su alma a tomarme un cafecito con leche.
Usted entonces no es asesino. Solo los poetas pueden torcer la arcilla de la que está hecha la nada vestida.
1 comentario:
¡Muy original, me encantó!
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